La educación que necesitamos ante los retos del futuro

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Estamos en un proceso de transformación de la enseñanza y el aprendizaje en el que las universidades tienen que buscar enfoques originales para transmitir el conocimiento. En este nuevo paradigma, el rol de la universidad es ser un instrumento para el aprendizaje a lo largo de la vida, promoviendo la capacitación continua y la adquisición de nuevas competencias.
Foto: BigStock
El gran reto que enfrentamos los docentes es preparar a nuestros estudiantes para un mundo desconocido, incierto y complejo. Esto implica trabajar en un nuevo paradigma educativo, en el que las personas sean capaces de reconocer que los problemas actuales requieren un enfoque interdisciplinario que favorezca una comprensión profunda y nuevas propuestas de solución. 
Este nuevo paradigma destaca la necesidad del pensamiento crítico. Esto implica desarrollar una estrategia educativa en la que los estudiantes sepan:
  • Encontrar la información.
  • Validar si la información es falsa o verdadera.
  • Evaluar la relevancia de la información.
  • Comprender el contexto de la información.
  • Contrastar o combinar diferentes fuentes de información.
  • Determinar si la información está basada en las investigaciones recientes.
En síntesis, se requiere la capacidad para investigar información relevante, verdadera y válida en diferentes contextos. Lo anterior conlleva una formación de carácter en la que se esté comprometido con la búsqueda de la verdad, se tenga una mente abierta y se demuestre humildad intelectual.

“El desarrollo de la competencia de pensamiento crítico conlleva una formación de carácter en la que se esté comprometido con la búsqueda de la verdad, se tenga una mente abierta y se demuestre humildad intelectual.”

Además del pensamiento crítico, son relevantes las siguientes competencias genéricas:
  • Comunicación. Ser capaz de entablar un diálogo que posibilite nuevas perspectivas. Tener la apertura de ver el mundo desde los ojos de las otras personas.
  • Trabajo en equipo. Aprender a relacionarse con los otros y saber complementar las habilidades. Los estudiantes deben conocer qué caracteriza a un buen equipo y saber que la colaboración lleva a mejores resultados. Aprender que el liderazgo del siglo XXI es un liderazgo distribuido.
  • Solución de problemas. Usar un enfoque interdisciplinario que favorezca la comprensión profunda de una problemática.
  • Pensamiento creativo. Tener la capacidad de relacionar, asociar y crear significados. Y, sobre todo, generar ideas que se puedan implementar.

En este proceso de transformación los siguientes factores son clave:
  • Comprensi
    ón
    . Saber cómo funciona el mundo. Que nuestros estudiantes tengan un conocimiento profundo del contexto y las conexiones que existen.
  • Ética. Preguntarse cuáles son sus responsabilidades.
  • Imaginación. Identificar las infinitas oportunidades que nos ofrece el contexto.
  • Acción. Reconocer qué acciones es necesario realizar.

    ¿Pero cómo interactúan estos factores clave? Por ejemplo, podemos pedirles a nuestros alumnos investigar cómo se propagan las enfermedades. Este análisis les ayudará a comprender el fenómeno de las epidemias. Después se puede integrar el razonamiento ético preguntando si debe ser obligatoria la vacunación. A continuación, se pueden imaginar nuevas estrategias para prevenir las epidemias e identificar las acciones a realizar.
 El rol de las universidades en el futuro
En este nuevo paradigma el rol de la universidad es ser un instrumento para el aprendizaje a lo largo de la vida, es decir, que promueva la capacitación continua y la adquisición de nuevas competencias. Lo anterior implica un cambio de un aprendizaje centrado en la materia a uno centrado en lo personal. Así como reconocer que es más fácil decirles a los alumnos lo que sabemos, que afrontar el reto de impulsar en ellos el razonamiento. A partir de ahora las universidades tienen que buscar enfoques originales para transmitir el conocimiento.

“Como profesores tenemos que reconocer que es más fácil decirles a los alumnos lo que sabemos, que afrontar el reto de impulsar en ellos el razonamiento. Es por esto que tenemos que buscar enfoques originales para transmitir el conocimiento.”

Como profesores podemos comenzar a ser más originales en el salón de clase, invitando a los alumnos a colaborar en la construcción del material de clase, conectando nuestros temas con contenidos de otros cursos y haciendo explícitos los objetivos de aprendizaje. Pensar a mediano plazo, qué me gustaría que recordaran, sabiendo que los alumnos aprenden de lo que hacen.
No estamos en un proceso de transición en la educación, sino en un proceso de transformación de enseñanza y aprendizaje profundos. Es un cambio de paradigma de la educación, asumiendo compromisos para un aprendizaje centrado en la persona.
El nuevo modelo educativo implica aprender haciendo, jugando, usando e interactuando con el mundo. Leyendo el presente y preparándose para el futuro.
 
Acerca del autor
Miriam Molinar (mmolinar@itesm.mx) es profesora en el Departamento de Estudios Humanísticos. La ética profesional es el ámbito de su dedicación docente. En relación con esta materia ha publicado un libro de casos. Es coautora del libro “Liderazgo en la labor docente”.  Actualmente colabora en un proyecto de innovación para enseñar la ética con un enfoque interdisciplinario.
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