¿Cómo integrar el celular y PC portátiles en las aulas?

Contrario a lo que se sostenía años atrás, hoy el celular es considerado como un aliado dentro del aula, no sólo por ser un dispositivo de acceso a la información, sino también por facilitar la construcción colectiva y la reflexión sobre valores, conductas sociales, uso responsable, normas de comunicación y respeto mutuo.

Tips para integrar el celular en la educación | Infografía: Turello.com.ar en base a datos de la Universidad Siglo 21 e imágenes de CARLISX2, CyL Diseños y MercadoLibre.-
En este escenario, Laura Rosso, docente de la Universidad Siglo 21, explicó el potencial del uso del celular en las clases y en el aula. Según la docente, es importante reflexionar en un contexto en el que los alumnos pasaron a ser prosumidores de contenidos, es decir, usuarios que no sólo quieren consumir información sino también producirla y compartirla. 

Potenciar la educación con el celular

Al momento de utilizar al celular como recurso pedagógico, la Universidad Siglo 21 brinda 5 recomendaciones:
 1) Consensuar normas de convivencia y comunicación. Si se crea un grupo de Whatsapp para compartir información, resultados o actividades es conveniente pautar normas de participación, tiempos para la misma, horarios de disponibilidad así como también cosas que no se aceptarán.
● 2) Utilizar el celular como medio de consulta de temas o conceptos nuevos para el grupo. Enseñar a partir de ello cómo evaluar la veracidad de las fuentes de consulta a partir del análisis crítico y comparativo.
● 3) Incorporar las diversas aplicaciones para hacer recordatorios importantes a los alumnos: fechas de entrega de trabajos prácticos, exámenes y cualquier otro evento que implique una planificación previa. Esto puede ayudar a lograr una agenda equilibrada para el estudiante de los primeros años.
● 4) Usar el dispositivo como medio de acceso a la información importante para el grupo, ya sea mediante audios, imágenes, videos, textos o a través del acceso a sitios de almacenamiento en la nube, carga y descarga de materiales, entre otros.
 5) Proponer consignas que impliquen compartir en el ámbito público lo que se está logrando y aprendiendo como grupo. Es una buena práctica que, finalizada la clase, se acuerde compartir lo aprendido en una red social de manera de generar contenido útil para la comunidad. Twitter por ejemplo fomenta habilidades comunicativas en pocas palabras. El desafío es hacer público el aprendizaje en sólo 140 caracteres. Instagram permite lo mismo, pero con un mayor protagonismo de la imagen.
En resumen, el celular puede ser un valioso aliado en el aula ya que introduce una nueva e interactiva forma de trabajar los contenidos y permite crear comunidades, fomentando un entorno transparente en donde todos pueden participar, construir y opinar basados en acuerdos previos y colectivos.

Asimismo, el trabajo grupal produce un portafolio de evidencias que quedan abiertas al mundo (y no limitadas a la comunidad cerrada del curso), como así también a la opinión y construcción de otros cursos, y otros profesores.

¿Prohibición del celular o educar para evolucionar?

A partir de los acontecimientos ocurridos en Francia, donde el Ministerio de Educación prohibió el uso del celular en el sistema escolar y universitario, señalo que es una medida radical y arcaica, ya que no estamos desarrollando lo esencial para una sociedad que evoluciona: enseñar. Cuando estamos frente a una situación compleja, siempre la solución es de qué forma podemos enseñar o guiar a la sociedad para que no sucedan situaciones incorrectas como la falta de interacción y las actividades al aire libre (que es lo planteado por Francia). Hay que pensar ¿por qué sucede esto? y ¿qué tendríamos que hacer como sociedad para mejorarlo? Claramente, la prohibición no es la solución. Hay estudios desde la psicología clínica que señalan que la prohibición de cualquier actividad o recursos a la persona, genera mayor adicción y depresión al no tenerlo. Cuando el Ministro de Educación señala que hay aislamiento, claramente no sabe que hoy hablamos de un momento social hiperconectado, donde nuestra relación social pasó del físico al virtual, lo que hace una evolución social, por lo que deberíamos caminar hacia ello y no prohibirlo. Es como si en la época en que se creó la televisión, nos hubiesen prohibido usarla para no “embobarnos”con ella, pero nadie la prohibió… ¿Por qué el celular sí?
Claramente y espero que no se replique en Chile ni en ningún país, porque es no es la solución. Todos los países deben educar y enseñar a usar un aparato móvil. En el sistema educativo asumimos de mala forma que los jóvenes saben utilizar los smartphones, cuando en su mínima expresión, sólo saben llamar e ingresar a las redes sociales. Pero ¿saben descargar una app o generar un rediscado directo? ¿Saben que pueden tener acceso a otro tipo de contenido, más allá de los videojuegos? Además, dentro de las competencias digitales que todo estudiante (escolar y universitario) debe tener, está el uso del aparato móvil inteligente, donde debe ser capaz de usarlo como un recurso potente de aprendizaje, toda una enciclopedia en sus manos y un posible instrumento de evaluación.
Nuestra realidad en Chile es aún “una molestia”, de menor injerencia en el sistema escolar porque en muchos de los cursos, los menores no todos tienen celular. Algo diferente ocurre en el nivel universitario, donde un docente podría ingresar a una sala de clases con el 80% de los estudiantes con el celular en la mano o en la mesa durante toda la clase. Es parte de la realidad y no se ve solo en las salas de clases, sino que en los pasillo y hasta en las calles. No hay que desconocer, que es una realidad internacional, no sólo de nuestro país, que si no nos hacemos cargo potenciando su uso en el sistema educativo y en la vida cotidiana, nos encontraremos con situaciones mucho más complejas en el futuro.
¿Qué acciones debemos tomar? Educar desde la infancia en el autocontrol del uso de tecnología cuando se debe, discernimiento para ello, ya que es parte de las competencias digitales que nuestro país propone. En nuestra institución, se ha comenzado a utilizar en las clases y también se da momentos para guardarlo. Si le solicitamos al estudiante que el celular se encuentre en la mochila, entonces es porque la clase será interesante y activa, para que su tiempo sin el aparato sea para reflexionar analizar y debatir con sus compañeros. En otro momento se puede utilizar como apoyo bibliográfico (lectura de artículos evitando la impresión), búsqueda de conceptos en base de datos, entre otros.
En la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián (institución en la cual trabajo), hemos comenzado a trabajar con talleres para docentes y estudiantes para comenzar a usar el celular como recurso de aprendizaje, donde por ejemplo, el docente tiene un grupo de conceptos claves que irá entregando durante la clase para que los estudiantes vayan buscando en su momento en sus fuentes bibliográficas o bases de datos, de esa forma tenemos presente en la clase a ese estudiante que está conectado al celular; podemos obtener de inmediato el significado a conceptos claves que se estén abordando y, de paso, le enseñamos la habilidad de búsqueda efectiva en la web. En otro caso, usamos el celular para evaluación formativa con app como Kahoot! o Plickers, ideales para obtener datos de inmediato de si se comprende lo tratado en clases o el docente debe explicar nuevamente un concepto poco entendido por el grupo curso.
Hoy en día, los celulares son un factor que distrae, pero no sólo a los jóvenes, sino que a la sociedad en general, porque no se le ha enseñado el autocontrol ni el cuándo y cómo usarlo. Pocos muestran el potencial que el celular posee en educación. Anteriormente dije un mínimo de ejemplos, pero que son muy potentes para lograr los aprendizajes con mayor efectividad. Un docente que recibe feedback inmediato de lo planteado en su clase, es fundamental para que tome una decisión pedagógica efectiva, reafirmando o reexplicando cierto contenido que no se comprendió del todo. ¡Sin duda, una gran herramienta!

Computadoras portátiles y teléfonos en el aula: sí, no o ¿una tercera vía?

Portátiles en el aula: ¿yay o no?

Paige Vickers para NPR

“Si algo en su escritorio o en su bolsillo vibra, suena o vibra, perderán el foco”.
“Los estudiantes están haciendo tanto en clase, la distracción y la interrupción no son realmente algo de lo que me preocupe”.
¿Cómo deben lidiar los profesores, tanto en K-12 como en la universidad, con el uso de computadoras y teléfonos por parte de los estudiantes en clase?
Por un lado, esos pequeños superordenadores elegantes prometen conectarnos con todo el conocimiento humano. Por otro lado, también están científicamente diseñados por algunos de los mejores genios del mundo para sentirse tan atractivos como el oxígeno.
Entonces, ¿dónde deja eso a los profesores? ¿Deberías prohibir estos dispositivos en el aula? Deje que los estudiantes se vuelvan completamente adictos? ¿O hay un medio feliz?
Este tema aparentemente simple termina siendo lo que un profesor y experto en pedagogía llama “una prueba de Rorschach por todo lo que está sucediendo en la educación”.
Recientemente, el fondo de pensiones de los maestros del estado de California intervino: como un gran inversor en Apple, los creadores del iPhone. En una carta abierta, junto con otro accionista activista, hicieron un llamado a la compañía para estudiar la distracción digital entre los jóvenes y para que sea más fácil limitar el uso de los jóvenes.
La carta cita una encuesta nacional que encontró que dos tercios de los maestros de K-12 dijeron que la cantidad de estudiantes que están distraídos negativamente por las tecnologías digitales en el aula está creciendo. De los maestros encuestados, el 75 por ciento dijo que la capacidad de los estudiantes para enfocarse en las tareas educativas ha disminuido.
La investigación en el nivel universitario lo respalda; un pequeño estudio de 2017 en la Universidad de Michigandescubrió que los estudiantes de un curso introductorio de psicología pasaron hasta un tercio del tiempo de clase navegando por la web a sitios no académicos, a pesar de que sabían que los investigadores realizaban un seguimiento del uso de la computadora.
Suena ominoso Pero el debate sobre los dispositivos en el aula tiene muchas más perspectivas. Hablé con cuatro profesores, un profesor de secundaria, un psiquiatra y un tecnólogo para obtener una variedad de puntos de vista diferentes.
De ninguna manera, no cómo
Allia Griffin enseña en el Departamento de Estudios Étnicos en la Universidad de Santa Clara en California. Su política es simple: “Los teléfonos / dispositivos deben estar apagados y no visibles durante el horario de clases”.
Su razón es simple también: “Los teléfonos son una distracción. Mi experiencia ha sido que no importa qué tan invertido esté un alumno en una clase o charla, si algo en su escritorio o en su bolsillo vibra, suena o vibra, perderá enfoque “
Y le preocupan las oportunidades perdidas de socializar cara a cara. “Más allá de ser una distracción, los estudiantes también usan teléfonos / laptops / dispositivos como objetos para esconderse detrás para evitar participar en clase o interactuar con sus compañeros”.
Con frecuencia, Griffin agrega: “Entraré en un salón de clase el primer día del trimestre y encontraré a 30 estudiantes sentados silenciosamente en sus asientos y enviando mensajes de texto de forma individual o Instagram-ing en sus teléfonos. Esta es una escena trágica. … un espacio único para intercambiar ideas y pensamientos y desarrollar la capacidad de comunicarse con una variedad de personas “.
“Candy” no es saludable
Katherine Welzenbach enseña química en la escuela secundaria en Overland Park, Kan. Ella también prohíbe los teléfonos celulares, e incluso las mochilas, donde los teléfonos a menudo se esconden, en sus clases.
Estos dispositivos son peores que una distracción, dice ella. Pueden conectar a los adolescentes con el acoso cibernético, la incitación al odio, el sexting y otras experiencias “no saludables”.
Welzenbach es vocal sobre su postura, a pesar de lo que ella llama “vergüenza” de profesores como ella que toman una línea dura. “Los maestros que ven los teléfonos celulares como distracciones a menudo son etiquetados como ‘no comprometidos’. 
Ella entiende el argumento de que los adolescentes necesitan aprender a usar Internet de manera apropiada. Pero usa una alimentación saludable como una analogía: no les dé a los niños acceso ilimitado a “caramelos de Halloween y galletas de Navidad mientras aprenden a seguir una dieta balanceada”.
La distracción tiene un lado positivo
De lo que realmente estás hablando cuando hablas de prohibiciones de laptops, dice Jesse Stommel, es la libertad estudiantil.
“En última instancia, veo estrictas políticas de portátiles (y especialmente prohibiciones generales) como una forma de control”, explica Stommel, quien dirige la División de Enseñanza y Tecnologías de Aprendizaje de la Universidad de Mary Washington en Fredericksburg, Virginia.
Y eso, le dice a NPR, es algo malo. “No creo que la atención de los estudiantes sea en realidad algo que los profesores pueden o deben controlar”.
Stommel, quien ha estado involucrado en muchos debates sobre prohibiciones de laptops en Twitter, llama el tema “extrañamente divisivo” pero también, al final, “una pista falsa”.
En lugar de un “enfoque autoritario”, sugiere una conversación.
“Podemos hablar con los estudiantes sobre la atención y hacer que nos hablen sobre cómo funciona la atención para ellos”, dice Stommel. “Este es el tipo de trabajo metacognitivo que es materia de aprendizaje”.
La distracción, agrega, en realidad puede ser una puerta de acceso al aprendizaje. Puede ser necesario para “experiencias pico como hacer conexiones, tener epifanías, entender conceptos abstractos”.
También puede haber veces, dice, que el teléfono o la computadora pueden ser una herramienta de clase. “También podemos pedirle a los estudiantes que usen sus dispositivos de manera que los ayuden a ellos y al resto de la clase, busquen un término confuso, interroguen a sus amigos en Facebook sobre un tema que estamos discutiendo o tomen notas colaborativas en un documento abierto”.
Por otro lado, dice Stommel, puede haber momentos y lugares para cerrarlo también: “Podemos pedirles a los estudiantes que cierren sus computadoras portátiles en momentos determinados, reconociendo que es útil aprender cosas diferentes, en diferentes momentos, en diferentes formas.”
Aceptar la diversidad
Catherine Prendergast, profesora de inglés en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, también cree que las prohibiciones globales son una mala idea. Pero su preocupación es un poco diferente a la de Stommel. Ella está pensando en estudiantes con necesidades especiales.
“La ley federal, incluida la Ley de Estadounidenses con Discapacidades [ADA], se extiende para proteger las aulas de los estudiantes”, le dice a NPR. “Si un estudiante necesita usar una computadora portátil como alojamiento, tiene derecho a hacerlo”.
Pero hacer que el estudiante solicite llevar una computadora portátil podría verse como una invasión de la privacidad, dice Prendergast. Es mejor permitirles a todos: “ADA nos exhorta a buscar afirmativamente eliminar las barreras a la educación y hacer que nuestras aulas sean más inclusivas, no menos”.
Algunos estudiantes necesitan estar libres de dispositivos
Victoria Dunckley, psiquiatra con sede en Los Ángeles y autora de Restablecer el cerebro de su hijo, tiene una perspectiva diferente. Ella prescribe límites estrictos en el tiempo de pantalla a los jóvenes que sufren de una variedad de enfermedades psicológicas. Ella dice que se encontró con un “retroceso” al tratar de proteger a sus pacientes del uso de dispositivos en las escuelas que los han integrado en el aula.
Si tus estudiantes están distraídos, entonces mejora tu enseñanza
Derek Bruff es matemático y director del Centro de Enseñanza de la Universidad de Vanderbilt en Nashville.
Él dice que la investigación concluye que tomar notas a mano puede llevar a un recuerdo mejor que la toma de notas al escribir en una computadora. La razón es que cuando escribes más despacio a mano, tienes que pensar lo que estás escuchando y dejar solo los bits más importantes; los que escriben con tacto tienden a transcribir lo que dice una persona sin hacer demasiado procesamiento de lo que está escuchando.
Sin embargo, agrega Bruff, al comparar esos dos escenarios se pierde un punto respaldado por aún más investigación: la conferencia mientras alguien toma
notas no es un modo de enseñanza muy atractivo o efectivo para empezar.
“Si vas a pasar del 80 al 100 por ciento de tu clase dando conferencias, los teléfonos distraerán a los estudiantes”, dice.
¿Qué funciona mucho mejor? Hacer que los estudiantes colaboren y debatan en grupos pequeños, por un lado. También se le ha visto anecdóticamente que, “si le das a los estudiantes algo productivo y sobre temas para hacer con sus dispositivos”, se reduce la navegación inactiva. Él llama a esto el enfoque de “Google jockey”.
Al igual que Stommel, él cree que hay un momento y un lugar para computadoras portátiles y teléfonos, pero también un momento y lugar para excluirlos. “A veces quieres a tres estudiantes alrededor de un pedazo de papel”.
Lucha contra la tecnología con tecnología
Alanna Harvey es la cofundadora y directora de marketing de Flipd, una aplicación de teléfono que limita el uso de su teléfono. Puede configurar un temporizador para que se bloquee de todas las funciones, excepto para los textos básicos y las llamadas telefónicas.
No mucho después del lanzamiento, notaron que los estudiantes universitarios se encontraban entre su mayor base de usuarios, y comenzaron a apuntar la aplicación a los educadores.
“Nuestra investigación y las discusiones con los clientes han encontrado consistentemente que las distracciones digitales están impactando negativamente la experiencia de aprendizaje para los estudiantes y los educadores”, dice ella.
Harvey argumenta que Flipd ofrece un enfoque nuevo, no coercitivo. En lugar de establecer una prohibición, la compañía alienta a los profesores a ofrecer crédito adicional por instalar la aplicación y usarla durante la clase.
Los planes de clase altamente atractivos, como defiende Bruff, están muy bien, pero no son rival para el último juego o red social, dice Harvey.
“Algunos de los profesores más interesantes que conozco son clientes de Flipd”, dice ella. “Lo que creo que sugiere que el problema no es el profesor, puede que ni siquiera sean los estudiantes, pero son los dispositivos que sabemos que están diseñados para influir y manipular nuestro comportamiento de muchas maneras”.
Poner políticas en línea con los valores
John Warner, que enseña inglés en el Colegio de Charleston en Carolina del Sur, ha estado a ambos lados de la división del dispositivo.
Recientemente, hace cuatro años, tenía una política de “no computadoras portátiles en clase, excepto para actividades específicas designadas” y teléfonos celulares prohibidos, excepto en casos de emergencia. Pero después de participar en debates en línea con Stommel y otros, su posición cambió.
Se ve a sí mismo como “más un catalizador para el aprendizaje, en lugar de un conducto de información”. Para vivir de acuerdo con ese valor, a su vez necesitaba que sus alumnos fueran lo que él llama “autogobernarse” sobre la tecnología.
Warner dice que ha estado funcionando bien. Tiene pequeñas clases de escritura, con cerca de 20 estudiantes, y casi nunca les pide que simplemente se sienten y tomen notas. “Los estudiantes hacen tanto en clase”, dice, “la distracción y la interrupción no son realmente algo de lo que me preocupe. Están demasiado ocupados”.
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